Dados los sofocantes calores diurnos y cansados de soportar
los implacables rayos del astro rey en estos días de verano, un grupo de
aventureros darocenses decidió el pasado viernes, 1 de agosto, hacer como los
sabios murciélagos y emprender una galopada nocturna con las bicis de montaña
bajo la luz de las estrellas y la tímida luna, que al ver el resplandor de los
rayos en el horizonte permaneció casi oculta tras el manto de la noche.
Eran pasadas las 10 de la noche cuando 11 atrevidos ciclistas arrancaron desde
Daroca sus bicis hacia las explanadas del campo de romanos, los amenazantes
rayos que deslumbraban el camino y el aire cargado de humedad advertía de que
no muy lejos se estaba desatando una tempestad, pero esto no fue impedimento
para que ningún integrante cesase en su empeño de recorrer el trayecto
previsto.
Tras algo más de media hora de sofocantes pedaladas y de
haber tragado polvo por los secos caminos, hicieron parada en Villarroya
suplicando un trago para paliar la sed, pero los camareros ante semejantes
rostros codiciosos de bebidas y pensar en que debían de servir al pueblo para
la fiesta que entonces comenzaba, decidieron mirar hacia otro lado y no
atenderlos por si acaso hacían cortos.
Así que los desamparados beteteros continuaron su marcha
hacia Anento y tras soportar la fresca corriente nocturna llegaron a Baguena,
donde por fin pudieron hidratarse con unos buenos refrescos. Ya saciados
continuaron el itinerario hacia Daroca pero en el trayecto, tras oír una animada
música en Villanueva, decidieron realizar otro alto en él camino y animarse con
la orquesta y una sopeta muy rica que les ofrecieron los zagales de la peña, de
nuestro miembro del Club Agustin Alcaire.
Después más que contentos se dirigieron hacia casa para
terminar esta magnífica incursión nocturna, donde se deja más que claro que
para disfrutar de la bici solo hace falta animarse a sacarla y aventurarse a
dar pedales!!
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