Se acercaban los días para el ansiado momento del enfrentamiento contra el campo gravitatorio
generado por colosales gigantes pirenaicos. Era la hora de ir sacando de las
cuadras y mimando a nuestras compañeras de fatigas, para ir adaptándonos a sus
caprichos físicos.
Dos de Mayo del 2017, llegó por fin el gran día en el que dió
comienzo la batalla, nuestro primer objetivo fue asestar un golpe al col de
neouvielle pero las condiciones meteorológicas y sobretodo la nieve nos dieron
un revés e hicieron imposible llegar hasta su cima, pues la carretera estaba
cubierta de nieve a falta de 4 kilómetros para coronar.
En total completamos 40 kilómetros y más de 1000 metros de desnivel positivo.
El segundo día con las piernas ya calientes y con ansias de
revancha decidimos realizar una etapa épica y superar los 4600 metros positivos
de desnivel en menos de 130 km. Para ello tuvimos que superar 5 míticos puertos
en un recorrido de ida y vuelta desde Saint Lary hasta Superbagneres,
ascendiendo por ambas caras a los puertos de La Val Louron y Peyresurde.
Lo que nos llevó casi 7 horas de aventura
El tercer día, aprovechando que era el día del Bombero
Forestal y con la moral por las nubes
nos propusimos hacer frente al famoso
Tourmalet, que en esa época del año no era tarea fácil y con el añadido
de que antes debíamos de conquistar al Col de Aspin, un puerto de 11 km que a
cualquiera le deja las piernas algo más que calientes.
Ya para terminar y deleitarnos con sus espectaculares vistas
coronamos al Hourquete de Ancizan, tras el cual nos encaramos velozmente hasta
nuestro alojamiento.
El último día, viernes 5 de mayo decidimos finalmente probar
la cara larga del hourquete y probar posteriormente una nueva ascensión
denominada Col de Beyredes.
El hourquete desde Guchén tiene una longitud de 10,3km al 7,81%
de pendiente media, datos que a priori son suficientes para afrontarlo con calma, siendo además que era el primero al que nos enfrentábamos. Aunque de pronto nos adelantó un ciclista a toda velocidad sin tan siquiera saludar, algo a lo que por aquí no estamos acostumbrados y nos dió un fuerte subidón de adrenalina. Así
que como si se tratase del final de una etapa nos agarramos fuerte al manillar,
nos apretamos fuerte las zapatillas y le dimos a los pedales como alma que
lleva al diablo.
Al final coronamos
el hourquete en poco menos de 45 minutos, hechos trizas pero con la satisfacción de haberle dado una lecíon “por los pelos” al joven antipático que
no tuvo la decencia de saludar a unos mochileros como nosotros.
Para finalizar afrontamos el último puerto, un desconocido
paralelo al col de aspin de tan solo 4.4 km cuyo perfil es realmente a tener en
cuenta,
pues nos hizo sudar sangre encima de nuestras bicicletas. Puerto
precioso que a pesar de su mal estado del asfalto nos dejo maravillados, tanto
por su ascensión como por su posterior descenso.
Aventura donde la pasión por el deporte, la superación de grandes retos y la inmejorable compañía de enormes personas han sido inolvidables.
Los protagonistas Raul, Marío, Jorge y Manolo.